sábado, 27 de septiembre de 2014

Viernes por una embajada...

Hola a tod@s!
A veces hay que esperar mucho, en el caso de Wilde se murió esperando, ni su genio, ni su pluma fueron suficiente para no condenar su otra forma de amar. Tampoco Alan Turing fue perdonado, aquello de servir a tod@s descifrando la maraña de códigos enemigos no le valió para ser aceptado. Por fortuna eso que llaman humanidad a veces, y sólo a veces, hace honor a su nombre y avanza, discretamente, en aquello de aceptar al poco frecuente. Ayer, el embajador de Estados Unidos en Madrid, celebró su primer año en esta ciudad invitando a muchos homosexuales a su residencia. Un amigo dijo: “esto es la alta homosexualidad madrileña” y no le faltó razón. Yo pensé: “este es el sueño de Wilde”. No tod@s eran homosexuales en la fiesta, pero si un porcentaje elevado de ellos. Muchos pensarán en lo frívolo, yo me quedo con el logro. En el mundo de hoy no tengo que esconderme, no tengo que mentir sobre mis gustos, no tengo que acudir a una fiesta con la soledad por compañía o una amiga cómplice. Pensé dedicar este Viernes-tardío a la semana horrible que he pasado contando euros para financiar ciencia, soportando insolentes que quieren sentar cátedra sobre sus tierras movedizas… quejándome, pero anoche cambié de parecer. Gracias @JamesCostos y @MikeSmith por proporcionarme la gota de esperanza que buscaba para seguir. 
Os quiero,
Ed.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Viernes...

Hola a tod@s! 
Ayer Jose Luís o elputojacktwist como parece ser más conocido me decía: “… el tiempo aquí invertido no lo vas a recuperar jamás”. Bueno, en realidad me lo dijo a mí y a unos cuantos que fuimos a la presentación de su libro. Lo cierto es que esta ha sido una de mis máximas que en los últimos tiempos se me ha ido diluyendo, así como escapando, peligrosamente, de entre mis manos. El tiempo es lo único que tenemos y cada vez que lo “gastamos” no hay marcha atrás. De joven quise multiplicarlo y casi lo logro. Allá en La Habana, mientras estudiaba en la universidad, devoraba todo a mi alrededor, estiraba cada segundo. Hoy en Madrid, siento que los minutos se convierten en horas disipadas entre días sin razón. A veces lucho contra el malgasto y me revuelvo, otras sudo por llegar a lo sitios, la mayoría algo tarde. Lo achaco a la vejez, ya no soy el mismo y me da la impresión que no lo seré jamás… pero aquí sigo, con la toalla alrededor del cuello en un claro intento de no tirarla. Esta ha sido una semana probablemente especial: conversaciones con amig@s, la una de visita desde Brasil, el otro buscando verdades. Un viaje corto a El Escorial, sitio mágico que me acogió aquel primer fin de semana en Europa, hoy tan lejos. Muchos whatsapp con quien quiero y anda por los límites del continente. Más discusiones sobre el papel de la hipoxia intermitente en la incidencia de cáncer en pacientes con apnea. Un desfile de moda con un amigo de toda la vida, madrileña por supuesto. Dos libros nuevos para masticar a placer. Un secuestro simulado de Michel Houellebecq en el cine que recomiendo o no, aún tengo dudas. Y las noticias que vuelan, sobrevuelan y hasta hacen reflexionar. Algunas me dicen que el sentido común debería ser aplicado, amen de los sacrilegios… políticos y económicos, se entiende. Dos personas que están juntas, si una se quiere ir, nada se puede hacer para retenerla. Cataluña intenta decir que España no es su reino, sale a la calle y grita, vocifera, insulta al “usurpador” de su libertad. España, la otra, la no-catalana, pone sus huevos sobre la mesa, es decir la constitución, y le exige amor eterno desde un plano de superioridad. ¿Quién lleva razón? La lista es larga en ambos bandos y yo me alejo, trato de observar el problema desde la Luna, pero la imagen se me distorsiona. Entonces un problema similar se trata con otros modales. Escocia plantea algo similar, algunos se prefieren británicos, los otros quieren ser vecinos. Votarán, ¿por qué no? Y su actual primer ministro les muestra su cariño, su deseo de seguir juntos, un amor plagado de intereses pero en el fondo amor. Y es cuándo anulo mi pregunta, ya no me importa saber quién tiene la razón. Una parte de Cataluña no se siente española, no sabemos cuántos son, otros dicen amar España y tampoco se sabe nada de números. Deberían hablar, decir SI o NO y con ello reflexionar en presente, dejar el pasado para los libros, no es necesario buscar razones históricas para justificar un desamor. 
Os quiero, 
Ed.