sábado, 6 de diciembre de 2014

Viernes desplazado...

Hola a tod@s! 
Estoy desplazado, llevo cinco semanas como si estuviera en un camping. Me levanto sin saber donde está nada, con cara de no saber donde voy a desayunar, ni qué. Esto estaría genial si no tuviera que trabajar, pero no es así. Allí también estoy desplazado, internet no me funciona, tampoco la calefacción y una pléyade de gente se empeña en hacerme responsable de que nada funciona. No me he preguntado cómo fue que se me ocurrió hacer obras en casa, obras quiere decir tirar todo el piso y rehacerlo, coincidiendo con la mudanza de todo mi instituto para un edificio nuevo. Mejor evito la pregunta. Lo cierto es que ahora mismo no sé donde tengo nada, mi piso parece que lo bombardearon y el edificio nuevo donde trabajamos es un congelador de nueve plantas con vistas muy chulas. Mi día se reduce a intentar que las constantes vitales no se me alteren, lo demás lo encomiendo a la providencia… estoy por pensar que existe. Mientras tanto la vida parece que continúa, indiferente a mi desplazamiento, ha dimitido una ministra, han despedido a un consejero y ha dicho adiós una viceconsejera… todo ello del mismo ministerio. Y yo me he ido enterando a trompicones, por terceros, en la cola de la farmacia, mientras comía o cenaba en cualquier sitio. Eso de no tener internet disponible afecta severamente la información. Tampoco la vida cultural se ha detenido, insensible con mi estado, en el Teatro Real han estrenado “Muerte en Venecia”, creo recordar que estuve y que me gustó, no estoy muy seguro pero puede que haya sido uno de los mejores montajes que he visto en Madrid. Sin embargo, con este estado de embriaguez permanente en el que me encuentro lo mismo lo soñé. Me han dicho que algunas películas son recomendables y en el cine he estado, pero ya no lo recuerdo. Lo que si puedo asegurar es que Woody Allen ha estrenado esta semana y aún no la he visto. ¡Vaya!, ahora me viene a la mente que estuve en el concurso anual de fotografía que organiza mi amiga Emanuela y este año me llevé premios en dos categorías, en una el primero, en la otra el segundo… ya era hora, llevo cinco años intentándolo y na de na. Lo mismo fue por condescendencia con el desplazado, no sé. También tenemos nueva postdoc en mi grupo, la pobre piensa que su jefe, el desplazado, es un demente que sólo tiene un abrigo… los demás no sé en qué caja están. Pero la cosa no termina aquí, resulta que la ciencia también ha continuado su camino sin tener en cuenta mi estado incongruente. Uno por Holanda ha publicado un paper en Science y me menciona hasta tres veces poniendo en mis labios una cosa que nunca he dicho, atrevido. Es más, llevo casi diez años afirmando que el sistema inmune innato no se paraliza durante un estado refractario, lo he demostrado por activa y por pasiva y viene el chulo holandés diciendo : “… un estado refractario o lo que es lo mismo la inmunoparálisis”. Ya le he escrito a la editora poniéndolo verde. Este no se ha enterado lo que puede hacer un desplazado. Y así sigo, hoy es 6 de diciembre… por aquí celebran el día de la Constitución, esa que muchos piensan que es hora de retocar, yo celebro con mezcla de sonrisa y lágrima el cumpleaños de mi madre. El año pasado hablé con ella este día, fue la última conversación fluida que mantuvimos, me hizo varios chistes, saltaba de una cosa a otra con ese humor que me empeño en imitar sin éxito, días después un ictus se la llevó. Hoy escribo este Viernes para ella, con su humor y su locura, mezclando temas, buscando arrancar una sonrisa cuando cuento infortunios que no lo son tanto. Echo de menos sus cartas, sus flores amarillas y su voz al otro lado del teléfono. 
Os quiero, 
Ed.